Del joven José destacaríamos estas florecillas: “Era cumplidor de lo que estaba mandado y de lo que se le indicaba. En él no habia tergiversaciones ni astucias ni componendas y un gran trabajador”.
Beatificacions

Abrió los ojos a la vida en Capdepera, Baleares. Laboró en todos los conventos de la provincia, singularmente en El Puig de Santa María y en Lleida. Se mostró carismático en la predicación, a la que se dedicó con todo ahínco, teniendo como norma aceptar cuantos sermones se le ofertaran; disertando con facundia y fervor, particularmente sobre la Eucaristía y la santísima Virgen. Dispersados los religiosos ilerdenses, se escondió en casa de un sacerdote, donde lo encontraron el 25 de julio, matándolo en plena calle.

Ingresó en San Ramón. De esta comunidad formaba parte en 1936. Pretendiendo llegar a su tierra burgalesa, recaló en Binéfar donde fue apresado. Al día siguiente lo pasearon por las calles en bochornosa exhibición y luego lo llevaron al cementerio, donde lo fusilaron. Estaba tan sereno antes de morir que el jefe del pelotón le tomó el pulso y lo tenía normal.

Nació en Híjar, Teruel. Ingresó cuarentón en El Olivar, su ministerio fue el huerto, el gallinero, la portería... Y ponía toda su fe, su ilusión y su rancio saber de campesino en sacar buenos tomates, ofrecer óptimos prescos; obtener sabrosos huevos y hermosos conejos… Cavaba, plantaba, regaba, podaba, de sol a sol, con generosidad. Cuando se le invitaba a descansar en la sombra, respondía afectuosamente: Descansar, en el cielo. En agosto de 1936 no quería dejar el convento, pero le ordenaron que se fuera a su pueblo. Allí lo mataron, mientras gritaba ¡Viva Cristo Rey!

Nació en Argúcies, Girona. Ingresó mercedario, ya adelantado en la carrera eclesiástica, que concluyó, pero no pudo ordenarse por una enfermedad en los ojos. Pasó su vida entre Lleida y San Ramón, ejerciendo de profesor excelentísimo. Fue un niño grande candoroso, sencillo; pero lo sabía todo, el latín, el griego, el francés...; enseñó gramática, retórica, aritmética, métrica y composición latina. En julio de 1936, salido de San Ramón, anduvo vagando por los montes, mendigando de masía en masía, hasta ser arrojado por un precipicio de veinte metros; lo hallaron comido por los perros.

Siempre se mostró muy caritativo con las personas necesitadas, lo que le atrajo la estima y el afecto de la mayoría de los vecinos de Ribadesella. Sin embargo, su labor también le proporcionó algunos enemigos, entre los que destacó un maestro nacional, empeñado en cerrar el colegio marista porque era enemigo declarado de la educación católica.

Fue un excelente maestro, se distinguió por el celo y el entusiasmo que ponía para instruir en la fe cristiana a sus alumnos, a los que cautivaba con sus hermosas catequesis, en especial con las de los sábados, dedicadas a la Virgen. Siempre mantuvo un estado de ánimo tranquilo y estable, a pesar de las muchas circunstancias difíciles, e incluso adversas, que se le presentaron en su vida

A pesar de su juventud, impartía la clase con tal maestría que los superiores se sentían plenamente satisfechos con él. Las grandes y fundadas esperanzas que éstos tenían depositadas en él se vieron truncadas inesperadamente con su martirio, en la flor de su vida -a punto de cumplir los 24 años-.